Nani

06. Falsos robles

CÓMO SOBREVIVIR EN CASO DE DESASTRE
¿Se puede beber el agua de mar?, pregunta oportunamente un manual de
supervivencia ante la eventualidad de un naufragio. Anatema del marinero,
talismán del hombre buzo, el desastre marino es tanto desgracia flagrante como
descubrimiento de una estética, aún a pesar de la ruina. Jacques Cousteau,
supremo explorador submarino, emuló el privilegio de la respiración branquial
cuando inventó el Aqua Lung, un pulmón portátil sumergible que el terrícola
que visita el mar ha de cargar a cuestas cual cruz respirable. Visitar naufragios
y registrarlos en una carta se hizo posible, revelando una belleza inadvertida
en la estructura íntima de la flotabilidad fallida. Cousteau, maravillado pero
con reparos, se refirió entonces a la peligrosa libertad que daba la respiración
submarina al momento de adentrarse en mundos ajenos. Aquellos donde la luz es
apenas vestigio. Buzos, lleven cuchillo.
Provista de nylon para pescar, cobre, níquel y acero inoxidable, Nani Cárdenas
se sumerge en profundidades propias y ajenas para documentar, o inventar, un
orden escondido en la calamidad próxima. Eso es lo que sucede en “Cartografías
del naufragio”. Entonces las líneas de un rostro determinan también una hoja
de ruta hacia el afecto, y un mar tejido en tierra firme protege y redime ante la
tormenta que acecha. El naufragio no se revierte, pero lo revelado alivia. Tener un
mapa del fondo del mar es lo más cercano a respirar bajo el agua. (J. B).

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